RIESGOS GLOBALES EN 2018 Y CAMBIOS DE PODER GEOPOLÍTICOS




Los riesgos globales cada vez están más presentes en un mayor número de países, y están lejos de encontrar una forma de solventarse o, almenos, de minimizar sus efectos. Este tipo de riesgos son definidos por el Risk Global Report 2018, elaborado por el World Economic Forum, como eventos o condiciones impredecibles que, en caso de que ocurrieran, pueden causar un significativo impacto negativo para varios países o industrias dentro de 10 años. El citado informe divide los riesgos globales en cinco bloques:

Económicos

-Las burbujas de activos en una economía importante: Activos insosteniblemente sobrevaluados, como productos básicos, vivienda, acciones, etc. en una economía o región importante.
-La deflación en una economía importante: Inflación o deflación prolongada cerca de cero en una economía o región importante.
-Fracaso de un importante mecanismo financiero o institución: Colapso de una institución financiera y / o mal funcionamiento de un sistema financiero que impacta la economía global.
-Fracaso / déficit de infraestructura crítica: Incapacidad para invertir adecuadamente en, mejorar y / o asegurar las redes de infraestructura (por ejemplo, energía, transporte y comunicaciones), lo que genera presión o un colapso con implicaciones para todo el sistema.
-Crisis fiscales en economías clave: Excesiva carga de la deuda que genera crisis de deuda soberana y / o crisis de liquidez.
-Alto desempleo estructural o subempleo: Un alto nivel sostenido de desempleo o subutilización de la capacidad productiva de la población ocupada.
-Comercio ilícito (por ejemplo, flujos financieros ilícitos, evasión de impuestos, trata de personas, crimen organizado, etc.): Actividades a gran escala fuera del marco legal, como flujos financieros ilícitos, evasión fiscal, trata de personas, falsificación y / o crimen organizado que socavan las interacciones sociales, la colaboración regional o internacional y el crecimiento global.
-Impacto severo en el precio de la energía (aumento o disminución). Los aumentos significativos del precio de la energía o disminuciones que colocan más presiones económicas en industrias y consumidores altamente dependientes de la energía.
-Inflación inmanejable: Incrementos inmanejables en los niveles generales de precios de bienes y servicios en economías clave.

Medioambientales

-Eventos climáticos extremos (por ejemplo, inundaciones, tormentas, etc.). Propiedad importante, infraestructura y / o daños ambientales, así como la pérdida de vidas humanas causada por eventos climáticos extremos.
-Fracaso de la mitigación y adaptación al cambio climático. El fracaso de los gobiernos y las empresas para hacer cumplir o promulgar medidas efectivas para mitigar el cambio climático, proteger a las poblaciones y ayudar a las empresas afectadas por el cambio climático a adaptarse.
-Gran pérdida de biodiversidad y colapso del ecosistema (terrestre o marino): Consecuencias irreversibles para el medio ambiente, lo que resulta en recursos severamente agotados para la humanidad, así como las industrias.
-Grandes desastres naturales (por ejemplo, terremoto, tsunami, erupción volcánica, tormentas geomagnéticas). Propiedad importante, infraestructura y / o daño ambiental, así como la pérdida de vidas humanas causadas por desastres geofísicos como terremotos, actividad volcánica, deslizamientos de tierra, tsunamis o tormentas geomagnéticas.
-Daños y desastres ambientales causados por el hombre (por ejemplo, derrames de petróleo, contaminación radioactiva, etc.). Falta de prevención de grandes daños y desastres causados por el hombre, incluidos los delitos ambientales, que causan daños a la vida y la salud humanas, la infraestructura, la propiedad, la actividad económica y el medio ambiente

Geopolíticos

-Fracaso de la gobernanza nacional (por ejemplo, incumplimiento del Estado de Derecho, corrupción, estancamiento político, etc.). Imposibilidad de gobernar una nación de importancia geopolítica como resultado de un Estado de Derecho débil, corrupción o estancamiento político
-Fracaso de la gobernanza regional o global. Incapacidad de las instituciones regionales o globales para resolver problemas de importancia económica, geopolítica o ambiental.
-Conflicto interestatal con consecuencias regionales. Una disputa bilateral o multilateral entre los Estados que se intensifica en conflictos económicos (por ejemplo, comercio / guerra de divisas, nacionalización de recursos), militares, cibernéticos, sociales o de otro tipo.
-Ataques terroristas a gran escala. Individuos o grupos no estatales con objetivos políticos o religiosos que infligen con éxito daños humanos o materiales a gran escala.
-Colapso o crisis del Estado (por ejemplo, conflicto civil, golpe militar, estados fallidos, etc.).
Colapso estatal de importancia geopolítica debido a la violencia interna, inestabilidad regional o global, golpe militar, conflicto civil, estados fallidos, etc.
-Armas de destrucción masiva. El despliegue de tecnologías y materiales nucleares, químicos, biológicos y radiológicos, creando crisis internacionales y el potencial de destrucción significativa

Sociales

-Fracaso de la planificación urbana. Ciudades mal planificadas, expansión urbana e infraestructura asociada que crean desafíos sociales, ambientales y de salud.
-Crisis alimentaria. Acceso inadecuado, inasequible o poco confiable a cantidades apropiadas y calidad de alimentos y nutrición a gran escala.
-Migración involuntaria a gran escala. Migración involuntaria a gran escala inducida por conflictos, desastres, razones ambientales o económicas.
-Profunda inestabilidad social. Principales movimientos sociales o protestas (por ejemplo, disturbios callejeros, disturbios sociales, etc.) que interrumpen la estabilidad política o social, lo que afecta negativamente a las poblaciones y la actividad económica.
-Propagación rápida y masiva de enfermedades infecciosas. Bacterias, virus, parásitos u hongos que causan la propagación incontrolada de enfermedades infecciosas (por ejemplo, como resultado de la resistencia a los antibióticos, antivirales y otros tratamientos) que provocan muertes generalizadas y trastornos económicos.
-Crisis de agua. Una disminución significativa en la calidad y cantidad disponible de agua dulce, lo que resulta en efectos nocivos para la salud humana y / o la actividad económica.

Tecnológicos

-Consecuencias adversas de los avances tecnológicos. Consecuencias adversas previstas o imprevistas de avances tecnológicos como la inteligencia artificial, la geoingeniería y la biología sintética que causan daños humanos, ambientales y económicos.
-Desglose de redes e infraestructura de información crítica (desglose de la infraestructura de información crítica).Ciberdependencia que aumenta la vulnerabilidad a la interrupción de la infraestructura de información crítica (por ejemplo, Internet, satélites, etc.) y las redes, lo que provoca una interrupción generalizada.
-Ciberataques a gran escala. Ataques cibernéticos a gran escala o malware que causan grandes daños económicos, tensiones geopolíticas o pérdida generalizada de confianza en Internet.
-Incidente masivo de fraude / robo de datos. Explotación injusta de datos privados u oficiales que tiene lugar en una escala sin precedentes

Todos estos riesgos globales están determinados por tendencias, que se definen como patrones a largo plazo que tienen lugar actualmente y que podrían contribuir a amplificar los riesgos globales y/o alterar las relaciones entre ellos. Las principales tendencias que regula el informe son las siguientes:
  • Envejecimiento de la población: Envejecimiento de poblaciones en países desarrollados y en desarrollo impulsado por la disminución de la fertilidad y la disminución de la mortalidad de mediana edad.
  • Cambios en el panorama de la gobernanza internacional: Cambio de panorama de instituciones mundiales o regionales (por ejemplo, ONU, FMI, OTAN, etc.), acuerdos o redes.
  • Cambio climático: Cambio climático, que se atribuye directa o indirectamente a la actividad humana, que altera la composición de la atmósfera global, además de la variabilidad climática natural.
  • Degradación del medio ambiente: Deterioro de la calidad del aire, suelo y agua a partir de concentraciones ambientales de contaminantes y otros actividades y procesos.
  • Creciente clase media en economías emergentes: Creciente participación de la población alcanzando niveles de ingresos de clase media en economías emergentes.
  • Creciente sentimiento nacional: Creciente sentimiento nacional entre poblaciones y líderes políticos afectando las posiciones políticas y económicas nacionales e internacionales de los países.
  • Aumento de la polarización de las sociedades: capacidad para llegar a un acuerdo sobre cuestiones clave en los países debido a valores divergentes o extremos, opiniones políticas o religiosas.
  • Aumento de las enfermedades crónicas, aumento de las tasas de enfermedades no transmisibles, también conocidas como "enfermedades crónicas", que llevan a costos crecientes de tratamiento a largo plazo y amenaza ganancias sociales recientes en expectativa de vida y calidad.
  • Aumento de la ciberdependencia: Aumento de la ciberdependencia debido a la creciente interconexión digital de personas, cosas y organizaciones.
  • Aumento de la movilidad geográfica. Aumento de la movilidad de personas y cosas debido a medios de transporte más rápidos y mejores y barreras regulatorias más bajas disparidad de ingresos y riqueza.
  • Aumento de la brecha socioeconómica entre ricos y pobres en los principales países o regiones.
  • Cambio de poder: Desplazamiento del poder a actores e individuos no estatales, de nivel global a regional, y de economías desarrolladas a economías emergentes y en desarrollo.
    • Aumento de la urbanización: personas que viven en áreas urbanas resultantes en el crecimiento físico de las ciudades.
    El citado informe realiza un estuido pormenorizado de la evolución de los riesgos globales desde el año 2008 al 2018, clasificados en un ránking Top 5, según la probabilidad con la que se materializa la amenaza, y su impacto, o medida del daño, perturbación o afectación que podría derivar de su materialización. Las conclusiones que podemos sacar son las siguientes:
  • En cuanto al estudio de la probablidad, han ido aumentando los riesgos tecnológicos y medioambientales, sobretodo a partir del año 2012, pues antes de esta fecha predominaban los riesgos económicos, geopolíticos y sociales, como el colapso en el precio de activos, lagunas de gobernanza global, corrupción, inestabilidad del Este Medio, o fracaso de los Estados y enfermedades crónicas. En 2018 los riesgos que son más probables que se produzcan, en orden de prioridad son:
    1-Eventos climáticos extremos
    2-Desastres naturales
    3- Ciberataques
    4- Robo de datos o fraude
    5- Fracaso en la adaptación y mitigación del cambio climático.
  • En cuanto al impacto, también los riesgos globales medioambientales cobran protagonismo, así como los geopolíticos y sociales, pues antes del 2015 los económicos ocupaban la mayor parte de los escenarios, incluyendo el debilitamiento de la economía china en 2008 hasta un 6%, caída en picado del precio del petróleo y de la gasolina, reducción de la globalización, crisis financieras, fracaso financiero sistemático, desequilibrios fiscales crónicos, volatilidad extrema del precio de la energía y de los precios agrícolas, desempleo y subempleo. El ránking de los 5 riesgos globales más degradantes son:
    1- Armas de destrucción masiva.
    2- Eventos climáticos extremos.
    3-Desastres naturales.
    4-Fracaso en la mitigación y adaptación del cambio climático.
    5- Crisis del agua.

Una de las principales causas de la existencia de todos estos riesgos globales es la proliferación de tendencias que los fortalecen, como es el caso del cambio de poder geopolítico. Y es que el mundo se ha desplazado a una nueva fase geopolítica inquietante: ya no se puede definir como multipolar, si no más bien como conceptual. Ya no se trata de una simple suposición ( como podría darse en el pasado). La fase de la Guerra Fría, enmarcada por el llamado Nuevo Orden Mundial y el Consenso de Washington, en el cual las normas y las instituciones existen en relación con las grandes potencias mundiales que podrían converger. Esto crea nuevos riesgos e incertezas: aumento de las tensiones militares, rupturas económicas y comerciales, y lazos de retroalimentación desestabilizantes entre relaciones internacionales cambiantes y condiciones domésticas y políticas de los países.

Las relaciones internacionales no camninan en diferentes caminos: por detrás de las acumulaciones militares convencionales, éstas incluyen fuentes cibernéticas de poderes fuertes y débiles, comercio reconfigurado y enlaces de inversión, conflictos de poder, alizanzas dinámicas cambiantes y potenciales puntos de inflamación. Evaluando y mitigando los riesgos que cruzan estos escenarios de conflictos potenciales, se requerirá un horizonte de escaneo cuidado y una anticipación a la crisis tanto por actores estatales como no estatales. Actores con una presencia global son propensos a ser con gran diferencia adeptos a calibrar sus respuestas en relación con los sistemas políticos y legales divergentes.

Cuatro escenarios relacionados entre sí destacan como posibles fuentes de interrupción a corto y mediano plazo. La intensificación de la política del Estado fuerte está afectando tanto a los Estados grandes como a los pequeños, mientras que las normas globales se están erosionando y las tensiones crecen entre las principales potencias. Estas dos tendencias alimentan otras dos: agendas geoeconómicas cada vez más agresivas y las crecientes presiones que enfrentan los Estados pequeños. Estos escenarios son los siguientes:

1-Política centrada en los Estados


En un momento de cambio geopolítico, el restablecimiento del Estado como el lugar primario de poder y legitimidad ofrece a los gobiernos -y a los ciudadanos- un atractivo estratégico cada vez más intenso. En particular, las agendas nacionalistas y la proyección externa de un Estado fuerte pueden ser una estrategia efectiva para los gobiernos que buscan reparar las humillaciones internacionales percibidas, pasadas o presentes. En China, por ejemplo, el presidente Xi Jinping pide "el gran rejuvenecimiento de la nación china" para poner el "siglo de humillación" del país firmemente detrás de él. En los Estados Unidos, el presidente Trump busca "hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande" después de décadas de haber sido "aprovechados".
Las variaciones ampliamente diferentes en el tema centrado en el Estado se pueden ver en todo el mundo: entre éstos se encuentran los esfuerzos de Emmanuel Macron para restaurar la posición de Francia con su presidencia "Jupiterian"; el deseo del Reino Unido de "recuperar el control" al abandonar la Unión Europea; nacionalismo más fuerte en Japón bajo Shinzo Abe; el enfoque de Vladimir Putin en la reconstrucción del estatus internacional de Rusia de los escombros de la Unión Soviética; la erosión del pluralismo en Turquía cuando Recep Tayyip Erdogan ataca a sus oponentes nacionales e internacionales.
La intensificación de las narrativas nacionalistas y de Estados fuertes crea riesgos tanto a nivel nacional como internacional. El perfil de estos riesgos variará en cada caso, dependiendo, entre otras cosas, de la forma en que se obtiene y se afirma la potencia, y en los fines para los que se utiliza. Un peligro interno es que los intereses de los actores no estatales sufrirán. Si la protección y proyección del poder del Estado se vuelve más central para la política, entonces los derechos o las protecciones que disfrutan los individuos, las empresas y los grupos de la sociedad civil se vuelven más dependientes de las percepciones de los líderes sobre el interés estatal y, a veces visto como lo mismo, la consolidación de su propio poder personal. Hay numerosos ejemplos que señalar, a lo largo de un espectro de gravedad muy variada. Un ejemplo extremo es el vuelo de personas Rohingya de Myanmar. Otros ejemplos recientes incluyen la purga en Turquía tras el intento de golpe en 2016 y los enfrentamientos por la separación de poderes en Polonia.

Internacionalmente, surgen dos riesgos principales. En primer lugar, el peligro de la falta de comunicación y el error de cálculo entre los Estados se ve agravado por la ausencia de un orden internacional claro basado en normas o un equilibrio de poder establecido. La preocupación por un posible conflicto que involucre a Corea del Norte es un ejemplo destacado: el choque volátil entre los instintos de estado fuerte de Donald Trump y Kim Jong Un durante 2017 ha creado incertidumbre sobre la fortaleza de las normas creadas por décadas de trabajo para prevenir el conflicto nuclear.
Un segundo riesgo internacional se relaciona con los Estados que interfieren en los asuntos internos de otros estados. Hay un número cada vez mayor de incidentes de Estados que proyectan su poder de maneras que directamente fomentan o agravan los problemas dentro de las fronteras de otros países. Este tipo de interferencia puede fomentar la inestabilidad dentro del Estado "objetivo", incluidas las represalias violentas o el estallido de un conflicto civil. Al socavar el principio de no intervención establecido en la Carta de la ONU, también aumenta el riesgo de represalias y un desliz en el conflicto interestatal. La interferencia en los asuntos de los Estados no occidentales ha sido una de las razones de la erosión del orden basado en las normas liderado por los Estados Unidos; sin embargo, la rueda ha cambiado y los países no occidentales ahora parecen estar cada vez más activos en esta área.

2- Tensiones entre las principales potencias
La intensificación de la política del Estado fuerte tiene el mayor potencial disruptivo entre las principales potencias mundiales: las relaciones entre ellos están cambiando, sobre todo para empeorar. A medida que cada uno de estos Estados se vuelve cada vez más asertivo de sus propios intereses, el consenso se está deshilachando sobre las reglas que rigen sus interacciones y las direcciones en las que el mundo podría converger. Como resultado, hay evidencia de un colapso general en la confianza y una erosión del respeto por las normas mundiales diseñadas para gobernar las interacciones internacionales pacíficas.
Estados Unidos se ha vuelto menos dispuesto a actuar como ejecutor de las normas mundiales a la cabeza de una coalición dominante. Esto refleja, entre otras cosas, las divisiones dentro de los Estados Unidos sobre si los beneficios que se derivan de este rol de ejecutor global son suficientes para justificar sus costos. Como resultado, los poderes crecientes y resurgentes calculan que las acciones que violan el derecho internacional (Carta de la ONU), el derecho del mar (UNCLOS) o el derecho internacional humanitario (Convenciones de Ginebra) pueden alcanzar objetivos sin incurrir en costos inaceptables en términos de oposición o castigo. La aparición del ciberespacio como campo de batalla no regulado también ha creado nuevas formas de promover los intereses del Estado, permitiendo la interferencia en asuntos políticos o económicos internos que podrían considerarse actos de agresión si se persiguen por otros medios.
Las fuertes conexiones de comercio e inversión entre los Estados Unidos y China significan que, cualesquiera que sean sus diferencias, un nivel significativo de interdependencia económica sigue siendo central en su relación. Sin embargo, a medida que China aumenta su poder en en el Pacífico occidental, la confianza en la capacidad de los Estados Unidos para determinar los resultados en la región se está socavando gradualmente. Como se ha visto en la crisis de Corea del Norte, el peligro de que la rivalidad estratégica a largo plazo pueda derramarse y dañar las relaciones económicas es cada vez más real.
La determinación de China de presionar reclamaciones territoriales y marítimas, y su extensión de la Iniciativa Belt and Road (BRI), han desencadenado respuestas entre las potencias vecinas. Japón e India, por ejemplo, están explorando formas más estructuradas de cooperación estratégica en asuntos económicos y militares. Esta iniciativa podría ser más significativa si participaran socios adicionales, como Australia, Estados Unidos o incluso Estados europeos. Sin embargo, la mayoría de estos países son actualmente cautelosos y desconfían de permitir que dicha política de cobertura cause tensiones con China.
Mientras tanto, Rusia ha utilizado su política en Siria para reposicionarse como un actor líder en política exterior, con la capacidad de dar forma a los resultados militares y los equilibrios geopolíticos. Las relaciones de Rusia con China han mejorado, pero las que tienen poderes occidentales se han deteriorado: las políticas rusas hacia Ucrania han sido vistas como una inaceptable violación del orden posterior a la Segunda Guerra Mundial y han galvanizado una coalición occidental en torno a una política de sanciones individuales y sectoriales. Entre otras cosas, esto ha llevado a un debate renovado en la Unión Europea sobre la necesidad de una mayor capacidad militar para que la postura defensiva del bloque dependa menos de la política de los EE.UU.

3-Interrupciones entre Estados más pequeños

Las cambiantes relaciones entre los poderes globales y regionales están creando una mayor incertidumbre para los Estados más pequeños, una fuente de riesgo geopolítico subestimada. Los Estados más pequeños tienden a beneficiarse de la previsibilidad que viene con el orden basado en reglas y se encuentran entre los más afectados cuando las reglas se erosionan y las potencias principales se disputan la posición. Estos países son particularmente vulnerables al debilitamiento de las alianzas de seguridad en las que anteriormente se habían apoyado, así como a las presiones sutiles o manifiestas para adaptar la política o la estrategia a los intereses de una gran potencia o hegemonía regional.
El dilema que enfrentan los Estados más pequeños, cuando evalúan la mejor manera de recalibrar las relaciones con los Estados más grandes, se ilustró en Singapur el año pasado. Conscientes del creciente poder de China y de los acontecimientos recientes en Qatar, algunos advirtieron que no hay que sobreestimar el margen de maniobra de Singapur: "los Estados pequeños siempre deben actuar como Estados pequeños" . Otros respondieron que Singapur debería "defender la autonomía para definir y perseguir nuestros propios intereses en lugar de tenerlos definidos para nosotros, incluso si esto desagrada a los principales poderes ". Éste no es un ejemplo aislado; un número creciente de Estados más pequeños se enfrenta a desafíos similares. El año pasado, Bhután se encontró en el centro de un enfrentamiento entre India y China; Líbano está expuesto a dinámicas cambiantes entre las potencias regionales en Medio Oriente; la anexión de Crimea ha dejado a Ucrania encaramada entre dos bloques de poder desconfiados; y varios Estados más pequeños de la UE están preocupados sobre si la eventual partida del Reino Unido afectará la toma de decisiones en detrimento de ellos.

Para agravar su exposición a los cambios en el entorno geopolítico, los Estados más pequeños son más vulnerables a posibles efectos secundarios como los refugiados y los flujos migratorios que resultan de conflictos o recesiones en los países vecinos. Por ejemplo, se estima que los sirios que huyeron entre 2011 y 2015 aumentaron la población de Jordania en un 25%. Y las finanzas de los Estados más pequeños son vulnerables incluso a la posibilidad de riesgos geopolíticos, porque el nerviosismo puede llevar a una menor inversión interna y a los gobiernos que se sienten obligados a desviar los ingresos hacia aumentos preventivos en el gasto relacionado con la seguridad.
Los Estados más pequeños no son siempre objetos pasivos de disrupción geopolítica: también pueden ser su fuente o conducto de diversas maneras. Un Estado débil o colapsado puede convertirse en un foco de inestabilidad que irradia desorden o atrae a Estados vecinos más grandes: Libia y Sudán del Sur, por ejemplo, han causado inestabilidad en países vecinos, especialmente a través de flujos de refugiados y armas. En otros lugares, durante algunos años, el casi colapso de la economía griega fue una fuente constante de riesgo existencial para la zona euro. Los Estados más pequeños también pueden amplificar el riesgo geopolítico al afirmarse activamente sobre sus vecinos: esto se puede ver en forma extrema en la crisis de Corea del Norte, donde las tensiones son particularmente agudas tanto porque el gobierno teme la aniquilación como por la dinámica única de su posición relativa a China y los Estados Unidos.

4-Riesgos geoeconómicos

El aumento de la fluidez geopolítica y la intensificación de las políticas de Estado fuerte aumentan los riesgos asociados con las interacciones económicas entre los Estados. Los Estados siempre han usado herramientas de política económica y diplomacia para perseguir sus objetivos geopolíticos. Mientras la globalización estaba en ascenso, muchos creían que la conexión económica -compañías y consumidores occidentales que se beneficiaban de la manufactura de bajo costo, que simultáneamente impulsaba el desarrollo de la economía emergente- contribuiría a una convergencia gradual de las perspectivas y objetivos de los Estados, reduciendo la probabilidad de tensiones geopolíticas. Sin embargo, la confianza en la mutualidad de los beneficios se ha debilitado. Esto es particularmente cierto en los países occidentales, donde la tendencia geoeconómica más fuerte de los últimos años ha sido la erosión del apoyo a la globalización y el creciente apoyo a las políticas proteccionistas. Es notable que dos de los Estados que tradicionalmente han estado entre los más firmes defensores de la integración económica mundial, el Reino Unido y los Estados Unidos, han visto emerger las incertidumbres más dramáticas en torno a sus políticas relacionadas con el comercio.
En otras partes del mundo, los planes para ampliar y profundizar las redes de corredores económicos están impulsando grandes inversiones en infraestructura. Con mucho, la más ambiciosa es la Belt and Road Initiative (BRI) de China: lanzada en 2013, abarca más de 60 países e involucra planes de inversión por un total de US $ 900 mil millones. Sin embargo, hay muchos otros corredores de este tipo, la mayoría de los cuales conecta Asia y Europa. Incluyen el Corredor Económico de China y Pakistán (CPEC); Bangladesh-China-India-Myanmar Corredor Económico (BCIM-EC); el Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INSTC), que une India, Irán y Rusia; y el Corredor de crecimiento Asia-África (AAGC), una iniciativa conjunta de India y Japón.
Los defensores de estos planes de infraestructura argumentan que fomentarán relaciones pacíficas mediante la creación de nuevos vínculos y patrones de cooperación. Sin embargo, la ambición de algunos de estos planes ha despertado la preocupación de que podrían exacerbar, en lugar de prevenir, la tensión. La interdependencia geoestratégica que crean (tanto mediante la presencia física de activos y personas en el terreno como a través de patrones de mayor endeudamiento, que es una fuente potencial de vulnerabilidad para los países de ingresos más bajos en particular), es más duradera y difícil de resolver que los meros acuerdos comerciales. Esto plantea preguntas sobre posibles implicaciones si las relaciones entre los socios del corredor se vieran agrias en el futuro.

Algunos han argumentado que atravesar la masa terrestre eurasiática con una red de corredores económicos podría socavar la estabilidad del sistema estatal de la región: "la conectividad no presagia necesariamente un mundo más pacífico ... Eurasia se está uniendo en un solo sistema de comercio y conflicto" . El desencadenante potencial de la interrupción relacionada con los corredores económicos podría ser el retroceso de un país que siente que su soberanía está siendo socavada. A principios de 2017, hubo indicios de esto en Sri Lanka, donde estallaron protestas violentas en una ceremonia para marcar el inicio de la construcción de una zona económica especial china. Otro desencadenante potencial podría provenir de los corredores económicos que cruzan el territorio en disputa-CPEC, por ejemplo, pasa por Gilgit-Baltistan, una parte de Cachemira administrada por Pakistán pero reclamada por India.

Siguen existiendo fuertes incentivos en todas partes para evitar desencadenar guerras comerciales, al igual que para todas las formas de conflicto, pero el riesgo de que los factores políticos nacionales se extiendan a la interrupción del sistema de comercio mundial ha aumentado considerablemente en los últimos años. Las tensiones relacionadas con el comercio también podrían crear distracciones y divisiones que obstaculizan la unidad de respuestas regionales o globales a otros riesgos geopolíticos que podrían cristalizar en la confluencia de políticas de Estados fuertes, grandes tensiones de poder e interrupciones en pequeños Estados en un mundo cada vez más desordenado. 

A continuación un vídeo en el que se explica cómo es la política defensiva de Irán frente a los ataques de Estados Unidos. 


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